Ángela
Ángela tiene alas
especiales,
como de ángel
Fatal
Ángela
A mí
estas estrellas me llevan la muerte - pensaste -
parada
como chica de la nouvelle vague
en
esta calle Monseñor Cabrera en el cruce con Juan XXIII, como que de más
de
tanto repulgue en la vida católica
o
con más de insectos insecticidas
que
de bendición papal.
A
mí, que amé el mundo
me
volaban tus zapatos rojos con tacos finitos
o
infinitos si se tomaban en la escala de los premios de familia
con
viejas palabras como burguesa
llena
de fruta de esperanto
y de
nafta.
A mí
también, estas estrellas me piensatizan la muerte
de
las vidas
de
los sistemas de signos como tu escritura cuando te pesabas desnuda
o
del alfabeto sarcástico de los sordomudos.
A
mí, me hacen la muerte
como
murió Fellini de desasosiego en las esperas,
de
turbulencias en el perfume de la oculta magia de la materia sublime.
*
Billy
y Ángela
Yo
seré de las ángelas que mueran mirando estas estrellas
cuando
dejen de ser ángelas.
De
las que sigan amando el camino de los perfumes de estas hojitas salvajes
cuando
sean polvo de ángelas enamoradas, o sea
seres
alados de Quevedo
y
corran de lugar ciertas estrellas
en
circuitos misteriosos e invisibles
en
intervalos difíciles de tiempo.
Yo
estaré
colgada en varios lugares del cielo
con
pezones erectos por tanta seducción
ejecutada
en esta tierra,
estaré
con ellas Angelis fabricando cópulas en cúpulas
como
efímeros taxis bajo nubes de piedras incandescentes y diminutas
y
jóvenes como Rimbaud en sus campanarios.
Yo
seré el tiempo y la pregunta sobre la pregunta
cuando
esta noche esté fija
para
siempre
y
los amigos lleguen en autos o carrozas agitadas por caballos lustrosos
de
eternidad,
Billy.
*
La
vigilancia amorosa de Ángela
Le
voy a escribir a Gardel
- es
sutilizar ángelas –
o es
una Ángela sutilizada
es
la chica de la inmersión
es
como la metonimia
que
da ganas de ideas.
Satori
es sacudida
sobrecogimiento
japonés que atraviesa bruscamente al discípulo Barthes del alma! para el
objetivo irreverente de Bernard Foucon.
Siete
noches seguidas
sin
luz de Provence
solo
esta nieve anclada en París
en
Marais
en
la rué Saint Martin, antes que San Martín y Gardel
ni
Cadícamo!
en
el fervor de los balcones.
Ángela,
otra
vez tu ropita rusa significante
como
parte de tu signo
de
alas
en
la lluvia tendida sobre Beaubourg en tu vuelo.
*
Las
alas de Ángela
Ángela
es giganta, larga, bella
justa
erovisión de Luc Besson.
Pero
nosotros paseamos con Andra, como una Ángela muy pequeña por el borde
de
sus pechos.
La curiositá é una brutta bestia
cantaba
y
medía cuando podía la propagación de ciertos fenómenos italianos.
Y el puente nos llevó a todos,
los
frutos de esa estación de los trenes amargos y los mosquitos.
Y el modelo de la carretera tipo París-Texas
de Wenders.
Y el sol estaba gris,
como
las miradas que presagiaban las distantes tormentas en la eternidad
donde
nunca la piel tocada se repite.
Sus
pelos cortos que crecían sin propuestas aparentes,
siempre
presagiaban su boca de sonrisa arriba
la
luna estaba negra como si fuera posible semejante construcción de misterio
aunque estaba también evitando
perseverando
la
eternidad del despegue.
Y su perfume, fue siempre un
canto de yuyos
exóticos,
una especie de Tourandot
dentro del aire expirado de Cecilia Bartoli
y su saliva a la justa
medida
de todos los ángeles, como
una previsible
e imprescindible
Ángela.
*
La filmografía de Ángela
Con
gli angeli la lingua acquistava una particolare importanza: dovevano esprimersi
in un linguaggio poetico (Wim Wenders)*
Con los ángeles la lengua
adquiría una particular importancia: debían expresarse en un lenguaje poético
(Traducción: Carlos Italiano)
*
El
camino de noche
El
silencio en los espejos recolocados
en
los itinerarios de Ingrid - en
los
páramos nocturnos - en la hora de la loca caída de los ángeles en –
tre
los árboles de sombras negras
vueltos
combustible desesperado. Combustible o Merlot tu
cepaje
de artilugios o de artefactos
tu
question
the
rocks o más bien on the Stones el antihielo
cortando
neumáticos como tenedores, tu
regreso
justo
para
las comidas de la salutación o salvación
voy
conduciendo como un vuelo
sinuoso
sin
ruidos solo con vientos de autonomía
*
El
mundo
Morder
mariscos desnuda al borde del balcón sobre los arcos del Pont Neuf
o
con una bandera roja en el techo de la Sammaritaine
y
preguntar sobre el destino de un batallón
perdido de Napoleón.
Como
por arte de mago salté vestido de alma negra
-
pongamos otra música -
la
del ángel del misterio de la guarda del mundo
-
vos querés? -
-
vos crees? -
en
esas cortinas de agua que hacen de esas casas una pintura
en la costa izquierda, o una guache
Guandra
sentada
en una silla, tu cuerpo silba sibila inmóvil
aunque
ojos de dinamita te desvestían por todas partes
casi
allí comenzaron nuestras lluvias, bajo ese puente con
el sol de Binoche.
Hace
frío, los otros están en invierno.
*
El
expreso de Novara
La
fotos son huellas
de
ropas, perfumes, ojos naranjas
La
foto es un carro de tinta indeleble de pieles que no existen y de poemas
recitados en pueblos mínimos de Italia.
La
foto recuerda moja tu aliento de laurel y hembra boreal
pegando
magos a tus pelos duros
trae
el rictus de tu fuga alpina tiene fuerza de tranvía, como metáfora de metales
desbocados.
Las
telas guardadas que trepaban pudorosas tu cuello e ilustraban
los
rezos atemporales o inmortales de la humanidad,
mezclaban
los colores de humo del amanecer sombrío del invierno de 1906 con las palabras
florales de tus piernas de leyenda
salpicadas
de vinos para carnes festivas y aromáticas,
para
mantener las palabras repetidas desestabilizantes
en
un carro negro sobre la nieve
-
adórame ángel -
*
El
Camino de los Argumentos*
* Cada argumentum
era como un mensajero de Ángela que construía una motivación para promover o
proponer una determinada acción. Se incluyen cinco decires a título de ejemplo.
*
(decir
del tercer argumentum)
Aeropuerto de España; espacio de fumadores en
tránsito/ Me cruza por cuarta vez una mujer rubia-marrón de unos 30 años; nos
sonreímos por la cuarta vez/ Este aeropuerto se destaca por los controles
anti-todo/ Me vuelo con Enki Bilal y Kosovo y el coche en el mar: trenes llenos
de animales viajando por el norte de Africa/ Imagen de la Plaza Wilson el
domingo a la mañana, el olor a pollo asado, los vendedores de zapatos usados/
Vuelvo a ver a la mujer, de lejos, va para Argelia.
Place
Wilson
El
humo de tus pies vistos en otras guerras
imaginados
en bordes de aeropuertos.
La
cuarta vez que vi tus idas recogidas para escaladas,
fumabas en tránsito,
inmutables
tus ojos me barrían o untaban
como
un reflector de las guerras de Enki Bilal
en las moradas del silencio gris del
este,
entre
siluetas,
y
silbidos de Kosovo.
La
sentía venir. La detenía el mercado movido de verduras
y pollos picantes con humo
de
la Place Wilson o en sus decadentes amontonamientos
laterales
de inútiles objetos de comercio.
Desapareciste,
inexplicada - gritos y gritos, santos, algerías –
Desde
donde volverás como aparecida fumadora?
desnuda
para algunos
con
un Panter blue para cortar el color aromático
de tu cara de canela turbada,
para
llenar de humo tu cuerpo caliente de eternidad local
y de
eternidad en general.
*
(decir
del quinto argumentum)
Mi
amor que en París enloqueció a Quevedo
La
boca de Quevedo cuando vio a Ofelia
por la boca abierta de la ventana siete
cuando el perfume la envolvía desnuda y muda
y pintaba.
Córrete
Quevedo
No
ves que tapás el canto cuando Ofelia pinta?
Le
sale el alma negra tinta
- pinta
tinta su color de pubis –
La calle de carruajes, sin luz ni tiempo,
es la mirada despojada de una curiosa niña
en un río de vellos con perfume
y afiebrados
- además
con una mano que además
pinta
- niña - pinta
Dicen que el pájaro pescador es un alcedo
que vuela rasante sobre la mirada –
regard
de Ofelia
cara del ángel
exterminador
extraordinario
que pudo ver Quevedo - caras
y/ o caritas –
gracias a mí,
en
París, por esta pequeña ventana - de
amiguita
-
*
Mi
amor que en París enloqueció a Quevedo
Allí estás sobre la ventana siete,
al
lado, Ofelia que está desnuda
perfumada
- además - parada y muda
Quevedo,
por favor mirá y correte.
Cae casi un canto cuando Ofelia pinta
es
atávico - ¿no lo cree Maestro?
y
cual no será el espanto nuestro
si
su alma tiene color de tinta!.
Pasan dos carruajes y una niñita
que
mira mas que el pubis, Quevedo
«tanto
vello por techo de casita!».
La Ofelia vuelve como gata altita
o
como género llamado alcedo
y da
vuelta su cara y/o carita.
Alejandro Pidello - Obras publicadas:
Los colores del salón de lectura (Ediciones La Cachimba, Rosario, 1973); El
Diablo in albis (Libros de Alejandría, Buenos Aires, 1997), y Estación de
animales buenos (Papeles de Boulevard, Rosario, 2007; Premio Provincial trienal
de Poesía "José Pedroni" 2009). Las alas de Ángela, (Papeles del Boulevard), Rosario, 2011.
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